¡Hola de nuevo a todos! hace ya bastante tiempo que no escribo nada en el blog, pero otros asuntos relacionados con la enseñanza me han tenido entretenido y mira que me había prometido a mi mismo hacer una entrada nueva cada semana.
Pero aunque ando un poco ocupado, no he podido resistirme a escribir algo para hacer una reflexión sobre unas palabras de unos alumnos mios ayer en la clase. Los hechos fueron los siguientes: los alumnos de Bachillerato son sobre todo muy practicos y siempre estan buscando la utilidad de lo que aprenden y el eterno debate es si es útil y si vale para algo lo que enseñamos los profesores. las veneradas matemáticas nunca han sido bajadas de su pedestal de importancia, aunque los alumnos la tengan un miedo casi atávico. Pero en otras ramas del saber que se enseña en nuestros intitutos eso ya es otro cantar. Ayer sin ir mas lejos; comentaron mis alumnos que para que sirve las ciencias naturales y sobrre todo la botánica que ahora estamos explicando, que saberse toda esa lista de términos de las partes de una flor y los ciclos de reproducción vegetal: que si el gametófito o que si el esporófito, etc... no llevaba a nada útil.
Lo asombroso es que uno dijo, que seguro que con la botánica no se gana dinero y bien voy a aprovechar para relacionar la botánica, los botánicos y el dinero para demostrar que tiene mucho que ver entre si, por lo menos para los españoles que ya tenemos algunos años y hemos conocido nuestra peseta antes que el euro.
Los aproximadamente 12 euros de antes, eran un precioso y flamante billete de 2000 pesetas que para los estudiantes universitarios de esos años, nos abria muchas puertas de nuestro paraiso particular.
En ese billete aparecia la figura de un personaje que a mi me gustaba contar orgulloso a mis padres y a los amigos no naturalistas sobre su nombre y su figura: era Don José Celestino Mutis y Bosio, gaditano de finales del siglo XVIII, insigne botánico, geografo, médico y matemático de la época.
El retrato que ha llegado hasta nuestros días de este explorador, médico y botánico
ilustrado nos deja una imagen muy poco “aventurera”, alejada por
completo de lo que hoy identificaríamos con un explorador: es un hombre
ya mayor y corpulento, vestido de negro de los pies a la cabeza y con gesto algo malhumorado que los billetes dulcificaron del original y casi transformaron en sonrisa. Al ver a este sacerdote
de aire respetable, resulta difícil creer que encabezó una de las
expediciones científicas más importantes de su época y que gracias a él
podemos conocer a fondo las riquezas naturales de lo que en su día se
conocía como Nuevo Reino de Granada, la actual Colombia.
Podemos ver que nuestro personaje esta obsevando atentament euna planta. Pues bien tanto en este billete como en un sello, aparece representada una Orquidia del género Mutisia sp., género nombrado así por Linneo principe de los botánicos, en su honor.
Por el otro lado del billete aparece el jardin botánico de Madrid una de sus puertas monumentales.
u
En Colombia tambien hicieron un billete con valor de doscientos pesos donde aparece otra representación de Mutis.
Mutis tenía una verdadera obsesión por pintar plantas del natural y gracias a ello, hoy podemos admirar miles de bellísimas láminas
que junto con su herbario y su biblioteca son su mayor legado. De la
gran Expedición a Nueva Granada nos han quedado también sus primeras
impresiones, que son las de un viajero prerromántico,
enamorado de la belleza de los paisajes que contempla, pero como buen
ilustrado, detrás de estas descripciones hay un estudio pormenorizado de
las plantas que describe en su Historia Natural del Nuevo Reino de Granada con interesantes observaciones sobre las plantas y en especial de algunas como la quina a la que dedicaría numerosos trabajos.
Más de 6.000 láminas, una buena parte de ellas profusamente coloreadas, casi 4.000 documentos y un herbario de 20.000 pliegos, junto a una colección de semillas y maderas constituyen el fondo Mutis que se conserva en el Real Jardín Botánico, desde que en 1817 llegó a Madrid en 109 cajones, bajo la custodia de Antonio van Hallen, procedente de Santa Fe de Bogotá. El año anterior, el general Pablo Morillo, enviado por Fernando VII
a tierras americanas con el objetivo de sofocar la rebelión
independentista, ordenó el traslado de todo el material a España. Todo
esto sucedió nueve años después de la muerte de José Celestino Mutis,
quien fuera el promotor y director de la expedición.
La expedición en sí se gestó desde el Nuevo Mundo desde dos sedes (Mariquita y Santa Fe de Bogotá) y la formaban cinco botánicos
–Juan Bautista Aguiar, Francisco J. Caldas, Eloy Velenzuela, José Mejía
de Lequerica y Francisco J. Matiz– además de José Celestino Mutis y su sobrino Sinforoso, así como un gran número de dibujantes, que llegaron a 40 en el transcurso de toda la expedición. Entre los objetivos
de la misma estaban el de “recoger todas las plantas y cuerpos
preciosos que produce el Nuevo Mundo con las que llenar el Jardín y el
Gabinete (el nuevo Real Jardín Botánico de Madrid)” como escribe Mutis a
Carlos III en la carta petitoria de una expedición en
el Nuevo Reino de Granada. Además se proponía estudiar a fondo las
plantas que pudieran resultar útiles a la sanidad, al comercio y a la
industria, a destacar la quina y la canela.
Ejemplares recolectados de la expedición al reino de Nueva Granada |
Mantuvo siempre contacto con los padres de la botánica mundial, Linneo y Von Humboldt, que expresaron siempre su enorme admiración por Mutis. Con Linneo mantuvo abundante correspondencia,
al que facilitó abundante información. También se relacionó con
Alexander von Humboldt, a quien ayudó en su expedición a Hispanoamérica.
Imagen del Arbol de la Quina de la expedicion al reino de Nueva Granada |
Su
obra principal fue la monumental 'Flora de la Real Expedición Botánica
del Nuevo Reino de Granada', que comprendía 4.000 folios y más de 6.000
láminas y de la que sólo aparecieron tres tomos, por fallecimiento de
Mutis, quedando inédito un enorme caudal de datos y dibujos que se conservan en el Jardín Botánico de Madrid.
También compuso gramáticas de varias lenguas americanas y elaboró vocabularios elementales de las lenguas indígenas de su entorno por encargo del rey Carlos III.
Otros
de sus escritos fueron 'El arcano de la quina', su única obra completa y
'Observaciones sobre la vigilia y el sueño de algunas plantas'. En 1773
escribió, en apoyo de las teorías copernicanas y newtonianas, la
Sustentación del sistema heliocéntrico.
ENLACE DE RTVE SOBRE MUTIS
VIDEO DE LA EXPEDICIÓN CIENTÍFICA A NUEVA GRANADA
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